Gracias al alpinismo, Khanyi se ha esforzado por desenvolverse en temperaturas bajo cero, sobrevivir con menos aire y controlar su ritmo para mantenerse en el camino mientras lucha contra los elementos. Aprendió del Kilimanjaro el valor del trabajo en equipo, y escalando el Elbrús, aprendió a sentirse cómoda en un entorno hostil caminando sobre un glaciar a diario.
Como aventurera, Khanyi ha alcanzado la cima del monte Kilimanjaro (5.876 msnm), la montaña más alta de África y la montaña independiente más alta del mundo, el monte Elbrus en Rusia (la montaña más alta de Europa con 5.642 msnm) y el pico Mafadi (la montaña más alta de Sudáfrica, 3.426 msnm) como parte de sus campañas de recaudación de fondos y concientización para la educación, el desarrollo de la juventud y de la mujer.
Desde el Pico Mafadi, comprendió las complejidades de descender tras la cumbre. El mensaje clave de Khanyi es: «No se trata de la cumbre, sino del camino para llegar y lo que se necesita para bajar».